Una escuela pública en Tailandia ha creado un WC exclusivo para el "Tercer Sexo". Tailandia es una de las sociedades mas abiertas y tolerantes con la diversidad afectivo-sexual.
El letrero con un muñequito mitad femenino, mitad masculino que cuelga en los baños de esta escuela podría extenderse por todo el país: el Ministerio de Educación estudia ahora si extender los "baños rosas" a otros centros educativos ante la buena acogida del de Si Sa Ket. De los 2.500 estudiantes del instituto, unos 200 son homosexuales.
Por todo el país, pero especialmente en los centros urbanos y la capital, la homosexualidad no es ningún tabú, se vive con relativa naturalidad y tampoco supone una barrera insuperable para encontrar trabajo de cara al público. En la vida diaria tailandesa, los travestis no son una rareza, siendo aceptados como oficinistas, en escuelas, negocios de moda, restaurantes, tiendas y programas televisivos. Con todo, según asociaciones de homosexuales locales del país, aún sigue existiendo una fuerte discriminación en algunos campos, especialmente en las zonas rurales.
Y, aún así, en los pueblos y aldeas también se dan muestras de tolerancia inimaginables en otros países. Sin ir más lejos, esta semana salió elegido un alcalde transexual en una pequeña aldea del país.
El retrete para el "tercer sexo" es una medida que ya habían puesto en práctica en el pasado algunos ámbitos privados , incluso en universidades. Sin embargo, nunca hasta ahora se había adoptado en un edificio financiado por el estado.
La mayoría de los tailandeses consideran la homosexualidad como fruto del destino desde el nacimiento y condición que no se puede ni se debe reprimir.
Una de las últimas barreras de los transexuales tailandeses es precisamente la burocrática. Sus numerosas organizaciones piden que se acepte un tercer sexo en los documentos oficiales, como el DNI. También se quejan del derecho penal tailandés, que los clasifica como a hombres aunque se hayan operado los genitales. Una de sus principales reclamaciones es que los reclusos transexuales no sean enviados a cárceles masculinas, donde suelen sufrir todo tipo de agresiones sexuales.
Fuente: Angel Villarino. Bankong
El letrero con un muñequito mitad femenino, mitad masculino que cuelga en los baños de esta escuela podría extenderse por todo el país: el Ministerio de Educación estudia ahora si extender los "baños rosas" a otros centros educativos ante la buena acogida del de Si Sa Ket. De los 2.500 estudiantes del instituto, unos 200 son homosexuales.
Por todo el país, pero especialmente en los centros urbanos y la capital, la homosexualidad no es ningún tabú, se vive con relativa naturalidad y tampoco supone una barrera insuperable para encontrar trabajo de cara al público. En la vida diaria tailandesa, los travestis no son una rareza, siendo aceptados como oficinistas, en escuelas, negocios de moda, restaurantes, tiendas y programas televisivos. Con todo, según asociaciones de homosexuales locales del país, aún sigue existiendo una fuerte discriminación en algunos campos, especialmente en las zonas rurales.
Y, aún así, en los pueblos y aldeas también se dan muestras de tolerancia inimaginables en otros países. Sin ir más lejos, esta semana salió elegido un alcalde transexual en una pequeña aldea del país.
El retrete para el "tercer sexo" es una medida que ya habían puesto en práctica en el pasado algunos ámbitos privados , incluso en universidades. Sin embargo, nunca hasta ahora se había adoptado en un edificio financiado por el estado.
La mayoría de los tailandeses consideran la homosexualidad como fruto del destino desde el nacimiento y condición que no se puede ni se debe reprimir.
Una de las últimas barreras de los transexuales tailandeses es precisamente la burocrática. Sus numerosas organizaciones piden que se acepte un tercer sexo en los documentos oficiales, como el DNI. También se quejan del derecho penal tailandés, que los clasifica como a hombres aunque se hayan operado los genitales. Una de sus principales reclamaciones es que los reclusos transexuales no sean enviados a cárceles masculinas, donde suelen sufrir todo tipo de agresiones sexuales.
Fuente: Angel Villarino. Bankong

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