España es el país europeo con más casos nuevos de SIDA por millón de habitantes cada año y, de los más de 55.000 casos declarados hasta la fecha, cuatro de cada cinco se han producido en jóvenes entre los 20 y los 39 años, que adquirieron la infección muy pronto, algunos de ellos incluso en la adolescencia. Esto hace aconsejable situar la intervención preventiva precoz, antes de que puedan desarrollarse conductas poco saludables.
Los y las jóvenes presentan un elevado nivel de conocimientos en relación con el SIDA, sus vías de transmisión y las medidas de prevención, así como unas actitudes generales hacia la enfermedad y los afectados y afectadas, que pueden considerarse positivas. Está extendida entre ellos y ellas la convicción de que la principal medida de prevención que deben adoptar es la utilización de preservativos.
Sin embargo, la percepción de su propio riesgo es muy baja, existiendo todavía una identificación importante del riesgo con determinados colectivos. Por otra parte, reconocen que, ante una relación sexual imprevista, habitualmente, no se piensa en el riesgo de contraer el VIH o no se habla de ello con la pareja, ni se toman efectivamente medidas preventivas.
La necesidad de dirigir campañas específicas de prevención del SIDA dirigidas a jóvenes no sólo se justifica por la mayor accesibilidad de éstos y éstas a los mensajes de prevención, sino porque está demostrado que el cambio de conductas sólo se produce reforzando la política de educación sanitaria con campañas específicas dirigidas a colectivos de entorno socio-cultural y demográfico homogéneo.
Las encuestas de ámbito estatal señalan que, aunque el uso del condón con parejas ocasionales entre los y las jóvenes es mayor que entre adultos, persisten las conductas de riesgo para la infección por VIH. Por ello, es imprescindible promocionar el uso del preservativo, facilitar el acceso al mismo y continuar con la labor informativa.
Sin embargo, la percepción de su propio riesgo es muy baja, existiendo todavía una identificación importante del riesgo con determinados colectivos. Por otra parte, reconocen que, ante una relación sexual imprevista, habitualmente, no se piensa en el riesgo de contraer el VIH o no se habla de ello con la pareja, ni se toman efectivamente medidas preventivas.
La necesidad de dirigir campañas específicas de prevención del SIDA dirigidas a jóvenes no sólo se justifica por la mayor accesibilidad de éstos y éstas a los mensajes de prevención, sino porque está demostrado que el cambio de conductas sólo se produce reforzando la política de educación sanitaria con campañas específicas dirigidas a colectivos de entorno socio-cultural y demográfico homogéneo.
Las encuestas de ámbito estatal señalan que, aunque el uso del condón con parejas ocasionales entre los y las jóvenes es mayor que entre adultos, persisten las conductas de riesgo para la infección por VIH. Por ello, es imprescindible promocionar el uso del preservativo, facilitar el acceso al mismo y continuar con la labor informativa.
Tomado de la pagina de Alega.
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