jueves, 10 de abril de 2008

Centenario de un cantante homosexual y liebrepensador

Miguel Frías nació en Málaga el 10 de abril de 1908, es criado por seis mujeres: su madre, hermana y sus cuatro tías. Su madre le llevó a un colegio de curas. Llegó a Algeciras y trabajó de limpiador en un burdel, un día una de las chicas intenta acostarse con él pero él no quiere... . Es ahí donde se plantea su condición sexual. A los 20 años se dedica a llevar a los turistas a tablaos flamencos.
Viaja a Granada para presenciar un espectáculo organizado por Manuel de Falla y Federico García Lorca. Desde ese momento Miguel sentirá una gran admiración por Lorca, a quien conocerá personalmente más adelante, aunque de una forma superficial, pese a que ya durante toda la vida de Miguel, los poemas de Lorca le acompañaran en todo momento .
En 1931 tras proclamarse la república se decide a dedicarse profesionalmente al mundo del espectáculo.Se convierte a partir de ese momento en Miguel de Molina. Triunfa en Madrid, pero es en Valencia donde obtiene sus mayores éxitos, popularizó coplas como El día que nací yo, Triniá, Te lo juro yo, La bien pagá y Ojos verdes, copla a cuyo nacimiento tuvo el privilegio de asistir, en el barcelonés Café de Oriente (que posteriormente incluiría en su repertorio Concha Piquer), como una de las canciones de más éxito del género.. Al mismo tiempo obtiene un gran éxito bailando el «Amor Brujo».
Es reclutado por el bando republicano para un servicio militar. En Teruel actúa en el frente de guerra y en mitad de la actuación sufrieron un ataque de las tropas de Franco, que finalmente logran entrar en Valencia. En ese momento se le recomienda a Miguel de Molina que asista a recibir a las tropas franquistas en la capital valenciana si no quiere tener problemas, y Miguel asustado, asiste a la entrada junto a otros artistas que son colocados en una tribuna, siendo obligados a realizar el saludo fascista.
Cuando llega el franquismo un empresario le ofrece 500 pesetas por actuación cuando anteriormente cobraba hasta 5000 pesetas. Le obliga a aceptarlo de lo contrario le acusará de su pasado republicano. Cuando lleva un año junto a otra compañera actuando para este empresario, aunque sabe que detrás hay alguien más importante, decide no renovar el contrato y así lo comunica a su interlocutor. Recibe esa noche una visita de tres individuos que le obligan a subir a un coche manifestándole que tienen orden de llevarle a la Jefatura Superior de Policía en el Paseo de la Castellana. Pero el vehículo seguirá hasta un descampado donde Miguel de Molina es brutalmente torturado: le arrancan el pelo a jirones, le rompen varios dientes y le desfiguran completamente la cara mientras le gritan «esto por rojo y maricón».
En 1942 se va exiliado a Buenos Aires, donde participó en películas como Luces de candilejas o Ésta es mi vida. Un día recibe la orden de la Embajada española,en la que se le obliga a abondonar el país y retornar a España. Pero antes pasará siete días en la cárcel y cuando sale para ser embarcado rumbo a España le habrán quitado todo el dinero que tenía, así como sus pertenencias. Cuando vuelve a España se ve obligado a malvivir y descubre que el origen de todas sus desgracias deben a un mismo personaje: un alto funcionario de Asuntos Exteriores del gobierno de Franco al que no conoce ni ha visto jamás. Un alto funcionario que además es homosexual y quiso destrozar a Miguel de Molina probablemente por que él quiso ser como el artista y nunca lo consiguió.
Viaja entonces a México y vuelven los problemas. Miguel de Molina está teniendo un notable éxito allá donde actúa, pero los teatros son controlados por un sindicato que preside Jorge Negrete. Algunos enviados avisan a Molina que debe someterse a las leyes que marca Negrete, pero Miguel se niega. A partir de ahí se le intentan «reventar» algunos espectáculos; colocan petardos en sus actuaciones e incluso una de ellas es interrumpida con grandes gritos por el secretario de Negrete: ni más ni menos que Mario Moreno «Cantinflas».
Años más tarde una llamada de Eva Perón hace que vuelva a Argentina ofreciéndole numerosos conciertos por el país.
En 1957 vuelve a España y recorre toda la geografía española actuando, aunque tiene que aguantar todas las crónicas que en su contra se escriben por su condición de homosexual y republicano.
En 1960, a los 52 años, decide terminar con su carrera artística.
La película Las cosas del querer —dirigida por Jaime Chávarri en 1989 e interpretada por Manuel Bandera, Ángela Molina y María Barranco— es una versión libre basada en su vida, recuperando su memoria histórica.
En 1992 el rey Juan Carlos I le otorgó la Orden de Isabel la Católica, reconociendo su contribución personal al mundo del arte en España.
Falleció el 4 de marzo de 1993 en Buenos Aires a la edad de 84 años. Fue enterrado en el porteño cementerio de la Chacarita.

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